¿Te ha pasado tener una idea, un objetivo, una propuesta que te entusiasma, te llena de ilusión, te vigoriza, te hace sentir empoderado y de pronto todas esas sensaciones se borran y aparece el miedo, la angustia, ansiedad y crees que no vas a poder?
Ese es tu cerebro intentando protegerte.

Biológicamente estamos configurados de manera que nuestra mente analice la información del entorno y responda con pensamientos y emociones que nos alejen de situaciones de peligro. Es la amígdala, la encargada de la supervivencia y nuestros mecanismos más primitivos, la que se encarga de regular nuestras emociones y reacciones de lucha, parálisis o huida.
Gracias a estas respuestas veloces y automáticas es que el hombre y muchas especies han logrado sobrevivir en su entorno, pero en la vida cotidiana la diferencia entre una persona que logra con éxito sus objetivos, supera los obstáculos y se desenvuelve de manera eficiente, está en aprender a separarse de esas respuestas animales y lograr articular los pensamientos y emociones a favor de sí mismo.
Es decir que podemos distanciarnos de aquellas imágenes y posibles escenarios fatalistas que la mente nos presenta frente a una situación desconocida o que requiere gran esfuerzo, porque al fin y al cabo lo más probable es que todo eso que la mente nos dice que va a pasar, no suceda nunca.
Así como el cerebro produce esas imágenes trágicas, nosotros podemos inducirlo a producir otras que proyecten alegría, paz, disfrute, confianza, finales felices. Estoy segura de que todos, en algún momento de la vida, hemos hecho esto, soñar despiertos, fantasear con un suceso que nos hace ilusión y casi instantáneamente nos sentimos vigorizados, llenos de energía, motivación y hasta pueden surgir nuevas ideas de cómo trazar el camino que nos puede llevar a lograr esos sueños.
El cerebro se puede entrenar para disminuir el miedo automático y, de hecho, es necesario que lo hagamos. Con esto no quiero sugerir que ignoremos los riesgos o consecuencias de nuestras decisiones y actos, porque efectivamente hay que ser precavidos, las cosas pueden salir de forma distinta a como lo planteamos pero justamente por esto es que tener el control de nuestra mente es un punto clave para poder sortear obstáculos y continuar moviéndonos enérgica y estratégicamente en dirección a nuestras metas.
Está comprobado que el córtex prefrontal, donde se producen las funciones ejecutivas, de raciocinio, análisis y resolución de problemas, se activa y funciona de manera óptima cuando nos sentimos seguros. De manera que siempre será una ventaja tener el conocimiento y poder de superar las respuestas automáticas mentales que se nos presentan.
El coaching es una herramienta práctica y efectiva para ayudar a encontrar las conexiones neuronales que nos hacen pensar, sentir y actuar (o no actuar) de manera descontrolada y, finalmente reeducar al cerebro para lograr ser eficiente a la hora de analizar escenarios posibles pero focalizar la energía, pensamiento y proyección en aquellas ideas que sí nos sirven para alcanzar metas y, como consecuencia, vivir con mayor seguridad y vitalidad.
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